Cuando vengo a despedirme, una sonrisa incrédula cruza tus ojos.
Me he despedido tantas veces, que siempre crees que he de volver;Y a decir verdad, yo también lo creo...Porque los días de primavera siempre vuelven;Y la luna llena se despide y vuelve; y así lo hacen las flores a las ramas...Si yo te digo adiós, ¿por qué no he de volver también?
Pero conserva por un momento la ilusión; ¡no la espantes con tanta rudeza!Cuando te digo que me voy para siempre, créeme;Y que un velo de lágrimas inunde tus ojos un instante.Luego, cuando vuelva, ¡ríete de mí cuanto quieras! Te diría las palabras más hondas que te tengo que decir;Pero no me atrevo, temo a tus risas.Por eso me río de mí mismo y bromeo con mi secreto.Sí, me estoy burlando de mi dolor, para que no te burles de mí.