La actitud paciente nos ayuda a conectar más plena, lúcida y sosegadamente con el momento y la actividad que llevamos a cabo.
La impaciencia nos hace compulsivos y nos impide detenernos y sentir el instante en toda su gloria.
La impaciencia nos impide el aprendizaje vital de momento en momento, pero la paciencia lo hace posible y da una diferente calidad a la realidad del momento.